María Moldes

Respiro, me sumerjo, tiemblo y me faltan las fuerzas.
De repente busco la estabilidad sobre la línea de flotación, entre dos mundos.
Uno, un mundo sumergido, psicológico, interior, un mundo en el que navego en soledad, un mundo de esperanza hacia algo nuevo.
Y me falta el aire.
Otro mundo, en la superficie, a la deriva, ciego, destructivo.
Mantengo el equilibrio y vuelvo a mis recuerdos, quiero hundirme y permanecer en uno de ellos, en vaivén constante, sonrío, siento y fotografío.
¿cuándo volveré de nuevo a sumergirme?
Nací hace 52 años en Cangas de Morrazo, un pueblo marinero. Mi familia siempre estuvo vinculada al mar y sus historias han marcado mi forma de ser y de capturar el mundo. A través de mi trabajo exploro la relación entre la Naturaleza y la Humanidad, lo que significa existir en un mundo donde ambos parecen estar en constante conflicto. Cada clic es un recuerdo, un deseo, un intento de transmitir que somos parte de un todo y que es nuestra responsabilidad cuidar nuestro entorno. Este viaje es una invitación a sumergirnos en nuestras propias profundidades y a reflexionar sobre el papel que cada uno de nosotros desempeña en la conservación de la belleza natural que nos rodea.
Como dice Horace Annesley Vachell: “En la naturaleza no hay recompensas o castigos, solo existen consecuencias”