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Luz Luis Bermejo

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Las experiencias fugaces a veces perduran en el tiempo. Tres palabras: ruido, balbuceo y piedra, conectan una vivencia de la infancia con otra de la juventud. Aparece entonces el nombre que damos en la Isla Baja (Tenerife) a las piedras redondeadas de las playas, y que asocio al sonido y al silencio: callados o callaos.

 

Sus sonidos me devuelven un recuerdo olvidado, el del instante en el que se mezclaron la fascinación y la asfixia al descubrir el fondo del mar. Me atragantaba con el agua salada, pero no podía dejar de mirar ese mundo nuevo que aparecía ante mis ojos.

 

Tiempo después, leyendo una novela en el patio de mi casa, imaginé el lenguaje como una piedra impenetrable que flotaba ante mis ojos. En ocasiones he querido decir o escribir algo y las palabras han salido huyendo, como si el agua del mar las arrastrara y las borrara.

 

Ahora sé que esa piedra es la otra piel, la simbólica, la que construye el orden del mundo, los significados; la que posibilita sentir, hablar, recordar… En cambio, la piel corpórea contiene, recubre y limita nuestro cuerpo; es una barrera que nos mantiene encerrados, enredados en nuestras representaciones.

 

Con el lenguaje actuamos como si las frases que pronunciamos fuesen esas manos con las que cogemos las cosas, acariciamos. Pero las palabras no pueden tocar la realidad, y cuando la separación entre ellas y las cosas se diluye, damos el salto y creemos que las palabras nos arrojan sobre los acontecimientos y las emociones.

 

Ya no soy la niña que descubrió el fondo del mar, ni la joven indefensa ante el poder del lenguaje. Aunque solo hayamos coexistido en la narración, soy todas ellas: las que fueron y la que soy ahora.

 

 

@luzbermejo123

"Isla Baja" de Luz Luis en el programa de RTVE La Aventura del Saber. Mayo, 2025.

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