Lola López-Cózar
Lola López-Cózar, islasila, mujer de agua, nadie… crea desde lo excepcional de la vida cotidiana, su sitio está en los márgenes de cualquier lugar, allí donde no se puede pertenecer y descansar arropada, donde no se puede dar orden y nombre a lo que hacemos y convertirlo en lo que somos.
En los márgenes, el desarraigo, el viaje constante de huida o de búsqueda, en los márgenes la narración que con su forma orienta al caos, lo tranquiliza, inventándole un sentido.
¿Qué hace? Fotografía, escribe, construye a través del vídeo, fusiona, mezcla. ¿Qué es? Nada de eso, lo que hace no consigue convertirla en lo que es. Si pudiera derribar las paredes que delimitan y definen según los medios que conducen a una finalidad, se encargaría de la poesía de las pequeñas cosas.
Artista oculta tras su obra, porque piensa que es la obra la única que debe expresarse por sí misma, a pesar de las publicaciones en papel, las exposiciones tangibles, las proyecciones en escenarios “reales”, elige como territorio ideal el ciberespacio, y desde él, a través de su web “orden en el caos”, de su blog “grafopoemas”, o de sus canales en vimeo y youtube, la navegación se hace libre y sin intermediarios, como dice en un poema, “Isla sila, túnel secreto, indestructible, túnel de aire, de hierba verde sin barreras. Isla que mengua hasta ser nadie, nada que crece hasta ser isla, hasta ser todo y en ese todo, todos.”
La obra de Lola López-Cózar en el programa de RTVE La Aventura del Saber, Enero 2017.
Las fotografías de Lola López-Cózar en el programa de RTVE La Aventura del Saber, Abril 2019.
Cámara Rota
Cámara rota es un proyecto de reducción a lo básico. Todas las palabras, todas las imágenes, todo el contacto con lo geográficamente lejano, en una mochila.
Una buena pluma no hace escribir bien, pero una buena cámara sí consigue buenas fotos, es la opinión generalizada.
Partiendo de que ignoro en qué consiste escribir bien o hacer buenas fotos ofrezco aquí la pequeña historia de un día pequeño, de un momento, de un nadie en su estado más puro.
Una historia que podría empezar así:
Emprendo un viaje. Mucho tiempo. Poco equipaje. El teléfono no me sirve como medio de comunicación verbal. No me gusta.
Mi móvil sufre el impulso de un golpe. Cae al suelo y se rompe. El cristal parece una tela de araña, a través de ella las imágenes se vuelven frágiles y quebradas. Ese giro violento hace que capte mi atención, va desplazando a la máquina de fotografiar. Se convierte en el que fija los estados de ánimo, los deseos de buen día, singular y concreto, como animando a conseguirlo, se transforma en el mapa que me guía con su voz femenina permitiendo todos los cambios de sentido, se erige en el único vínculo con el que me comprometo a dar una señal de vida cada jornada.