José Quintanilla
Transitar por el pasado entre la memoria y el recuerdo.
Recorrer paisajes impregnados de emociones y anhelos.
Descubrir las ruinas del abandono sepultadas por los años, cubiertas de un poso de desolación e indiferencia. Imaginar los profundos secretos que guardan sus piedras.
Posar la mirada en los restos del olvido.
Contemplar la terca acción de la naturaleza que florece entre los escombros.
Reivindicar lugares ajenos como propios. Recuperar la belleza de lo que no ha sido hecho y deseado como tal sino creado por motivos ajenos a ella, por la necesidad y el trabajo, el azar y la modestia, la inocencia o la ignorancia.
Contemplar como el tiempo transcurre, se precipita imparable.
El trabajo de Jose Quintanilla surge de su fascinación por la naturaleza, de cómo el hombre se relaciona con el paisaje que lo rodea, de la búsqueda de territorios impregnados de memoria donde la melancolía predispone a la poesía. Podemos sentir en sus imágenes una gran carga emocional que nos conecta directamente con nuestros orígenes, la añoranza de un paisaje que desaparece en medio de una sociedad tan acelerada, que apenas deja tiempo para la contemplación.
Hay en las fotografías de Quintanilla una profunda reflexión sobre la España rural, los pueblos y aldeas que se vacían, los campos que se desangran en un éxodo inevitable hacia la ciudad. Un homenaje a la memoria de nuestros padres y abuelos condenados a un doloroso olvido. A los que no forman parte de la historia pero la construyeron a base de esfuerzo, sudor y lágrimas. A los perdedores, a los ignorados que no forman parte de la tradición como mentira compartida.
Las obras de José Quintanilla en el programa de RTVE La Aventura del Saber, Enero 2018.
Memorabilia
Transitar entre lo bello como expresión espiritual del arte y lo siniestro manifestado en forma de ausencia, reflexionar sobre lo que no está pero complementa y sustenta lo sublime como goce estético.
Evocar la nostalgia de un paisaje que se diluye entre los posos de los recuerdos, recorrer la melancolía de la antigüedad como futuro, reivindicar la poesía pausada en sobremesa escrita.
Buscar entre los escombros de la memoria, entre pinceladas de tradición y decadencia, entre la potencia destructora de la naturaleza y el tiempo que transcurre y se precipita imparable.
Reivindicar la contemplación pausada, el aroma del tiempo, la lectura sosegada y ajena ante la acelerada sociedad del vértigo, de la inmediatez vacía que provoca el anhelo de una imposible juventud eterna.
La obra de Jose Quintanilla navega entre la obsesión por la belleza de cánones clásicos y la comprensión de un pasado que no existe pero que se invoca a través de sus infinitas representaciones. La constante búsqueda de un lenguaje propio como tránsito entre el onírico mundo interior y el paisaje exterior como proyección para construir una narrativa personal alejada de lenguajes contemporáneos. En su fotografía no encontramos la figura humana pero si su presencia en forma de ausencia, su impronta en el territorio modificado, los restos de su paso fugaz que erosiona el medio a través del tiempo.
En Memorabilia, su último proyecto, Quintanilla nos sitúa ante la falsa ruina, fotografías de estética romántica nos muestran la extrañeza ante construcciones monumentales donde el paso del tiempo ha diluido la fina línea que separa al original de su imitación. Una sugerente reflexión sobre como construimos el presente a partir de un pasado manipulado, creando narrativas interesadas que no son más que pura ficción como la propia fotografía y su presunto valor documental.