Eva Iglesias Bilbao
Imágenes rescatadas a la memoria, tipografías, algunas palabras, composiciones geométricas y matices de color son los elementos que construyen un lenguaje con el que Eva Iglesias Bilbao nos acerca a la poesía visual.
André Breton definía el “Azar objetivo” como el encuentro entre una causalidad externa y una finalidad interna entendida como un conjunto de decisiones por un símbolo sobre otro por lo que el azar es sólo aparente.
En las obras de Eva Iglesias en realidad nada es casual, se advierte una intencionalidad tanto en las imágenes elegidas como en la siempre equilibrada composición así como en la elección de la paleta de color.
En sus collages aparecen referencias claras a grandes fotógrafos como Richard Avedon, Cartier Bresson o Catalá Roca, en los que desarrolla un discurso abierto a múltiples interpretaciones a través de metáforas visuales donde se sirve de algunos elementos comunes para construir un universo propio.
Según Eva, nuestro mundo está rebosante de imágenes que se nos presentan en múltiples y variados formatos, están ahí a nuestra disposición para utilizarlas, diseccionarlas, analizarlas, recomponerlas, construir , reconstruir o recrear la realidad con la única limitación que nos impone nuestra propia creatividad.
A veces conceptual, a veces surrealista, a veces crítica, a veces amable, Eva Iglesias Bilbao nos incita a la reflexión tranquila a través de esas imágenes tan reconocibles de nuestro propio universo cultural.
evaibilbao.wixsite.com/evaiglesiasbilbao
La obra de Eva Iglesias Bilbao en el programa de RTVE La Aventura del Saber, Marzo 2016.
La obra de Eva Iglesias Bilbao en el programa de RTVE La Aventura del Saber, Abril 2018.
En el Japón del siglo XVI el joven aprendiz Rikyu, para impresionar a su maestro Takeno, agitó el tronco de un cerezo para que cayeran sus flores encima de un jardín que había arreglado con esmero. El maestro, conmovido por su sensibilidad, lo aceptó en su escuela de té. Desde entonces Rikyu es considerado como la persona que comprendió y más popularizó la naturaleza del concepto Wabi Sabi, una filosofía que aboga por el retorno a la simplicidad, a una sobriedad pacífica donde uno puede reconocer y sentir la belleza de formas imperfectas, efímeras y modestas.
Eva Iglesias Bilbao ha interiorizado con acierto dicho arte e impregna con él muchos de sus trabajos. Si además incorpora unas pizcas de Dadá, Surrealismo y Minimalismo, descubrimos por qué su obra tiene ese aire tan genuino. Nos la expone, coherentemente, de una manera diáfana y cercana.
A través de sencillos retales de naturaleza seleccionados minuciosamente en el campo y humildes objetos rescatados por azar de algún naufragio, -a veces toscos y sin refinar-, reinventa híbridos para convertirlos en otra realidad, en paisajes de reflexión. Y la palabra. La palabra, objeto-fetiche introspectivo..., vuela agitada para caer en su lugar exacto, como flor de cerezo.
Haikús matéricos íntimos, humildes de ornamento, que parecen por sí mismos desalojar todo elemento sobrante para quedarse con la esencia que la artista quiere atesorar. Esencia que nos enseña a amar y a valorar las pequeñas cosas, con sus defectos, a encontrar la belleza en lo más próximo, en lo desapercibido, en lo infraleve. Trabajos que nos hablan desde la experiencia con sutilidad profunda y que, intemporales, se aferran al blanco como náufrago a su memoria.
La obra necesita perder simbólicamente su máscara para convertirse en figura imaginada, en ficción poética. Los objetos se poetizan.
¿ Acaso la delicadeza de una rama desnuda no tiene más capacidad de evocación que la más espectacular de las orquídeas ?
Y es que a veces la poesía, no necesita de mucha palabra y parafernalia para serlo.